¿Qué es Risperdal (Risperidona)?
Risperdal (Risperidona) tiene un efecto antipsicótico, aparentemente causado por el bloqueo de los receptores de dopamina y serotonina en el SNC. Se presenta en forma de comprimidos de 0,25, 0,5, 1, 2, 3 y 4 miligramos, y también en forma de solución oral de 1 mg/ml.
La risperidona se utiliza en el tratamiento de la psicosis aguda o crónica y del episodio maníaco agudo de moderado a grave.
Dosificación y administración
La dosis para la psicosis aguda o crónica en adultos es de 2 mg en dos dosis divididas el primer día. A continuación, el segundo día, la dosis se aumenta a 4 mg al día en dos dosis divididas. La dosis puede aumentarse a 6 mg al día en dos dosis divididas si es necesario, y para el tratamiento de un episodio maníaco agudo de moderado a grave, la dosis para adultos es de 2 mg una vez al día, aumentándose si es necesario en pasos de 1 mg al día, y la dosis máxima es de 6 mg al día. Reducir las dosis a la mitad, la inicial y las incrementales, en pacientes de edad avanzada y en pacientes con insuficiencia hepática o renal y, en este caso, la dosis máxima es de 4 mg al día.
Duración del tratamiento para la psicosis aguda, mínimo tres meses y para la psicosis crónica, mínimo un año. El tratamiento debe interrumpirse gradualmente a lo largo de cuatro semanas y si se producen signos de recaída mientras se interrumpe el fármaco, debe aumentarse la dosis. Duración del tratamiento para los episodios maníacos, de tres a seis semanas.
Precauciones
La risperidona no debe administrarse a pacientes ancianos con demencia (enfermedad de Alzheimer). Administrar con precaución y vigilar el uso en pacientes mayores de 60 años y en pacientes con enfermedad de Parkinson, deterioro cardíaco, hepático o renal. La risperidona puede causar hipotensión ortostática, hiperprolactinemia, disfunción sexual, síndrome extrapiramidal, taquicardia, cefalea, náuseas, agitación, ansiedad, insomnio, somnolencia, por lo que hay que informar a los pacientes de que puede afectar a su capacidad para conducir y manejar maquinaria. También puede causar el síndrome neuroléptico maligno (hipertermia inexplicable con trastornos neuromusculares). Este caso es raro, pero requiere la interrupción inmediata del tratamiento.
En caso de síntomas extrapiramidales, combinar con biperiden. Evitar o vigilar la combinación con fluoxetina, carbamazepina, rifampicina, furosemida, antihipertensivos, depresores del SNC. También, evitar el alcohol durante el tratamiento.
Embarazo y lactancia
En el embarazo, reevaluar si el tratamiento sigue siendo necesario. Si se continúa, se prefiere Haloperidol o Clorpromazina. Sin embargo, si es difícil cambiar el tratamiento al principio del embarazo, o si el embarazo ya está en el segundo trimestre, se puede mantener la Risperidona. Hay que vigilar al recién nacido los primeros días, ya que puede aumentar el riesgo de hipertonía, temblores y sedación, y no hay contraindicación en caso de lactancia.
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