Una dieta de comida chatarra puede causar daños a largo plazo en los cerebros de los adolescentes

Un nuevo estudio dirigido por la Universidad del Sur de California sobre ratas que consumieron una dieta alta en grasas y azúcares plantea la posibilidad de que una dieta llena de comida chatarra en adolescentes pueda interrumpir la capacidad de sus cerebros para recordar durante mucho tiempo.

Una dieta de comida chatarra puede causar daños a largo plazo en los cerebros de los adolescentes

“Lo que vemos no solo en este artículo, sino en algunos de nuestros otros trabajos recientes, es que si estas ratas crecieron con esta dieta de comida chatarra, entonces tienen estas deficiencias de memoria que no desaparecen”, dijo Scott Kanoski, profesor de ciencias biológicas en el USC Dornsife College of Letters, Arts and Sciences. “Si simplemente los pones en una dieta saludable, estos efectos desafortunadamente duran bien entrada la adultez”.

El estudio aparece en la edición de mayo de la revista Brain, Behavior, and Immunity.

Al desarrollar el estudio, Kanoski y la autora principal y becaria postdoctoral Anna Hayes consideraron que investigaciones anteriores han mostrado un vínculo entre la mala dieta y la enfermedad de Alzheimer. Las personas que sufren de la enfermedad de Alzheimer tienden a tener niveles más bajos de un neurotransmisor llamado acetilcolina en el cerebro, que es esencial para la memoria y funciones como el aprendizaje, la atención, la excitación y el movimiento muscular involuntario.

El equipo se preguntó qué podría significar esto para las personas más jóvenes que podrían estar siguiendo una dieta occidental similar rica en grasas y azúcares, particularmente durante la adolescencia cuando su cerebro está experimentando un desarrollo significativo. Al rastrear el impacto de la dieta en los niveles de acetilcolina de las ratas y someter a las ratas a pruebas de memoria, pudieron aprender más sobre la importante relación entre la dieta y la memoria.

Los investigadores rastrearon los niveles de acetilcolina de un grupo de ratas en una dieta rica en grasas y azúcares y en un grupo de control de ratas analizando sus respuestas cerebrales a ciertas tareas diseñadas para probar su memoria. El equipo examinó los cerebros de las ratas post mortem en busca de signos de niveles alterados de acetilcolina.

La prueba de memoria implicó permitir que las ratas exploraran nuevos objetos en diferentes ubicaciones. Días después, los investigadores reintrodujeron a las ratas a la escena que era casi idéntica excepto por la adición de un nuevo objeto. Las ratas con dieta de comida chatarra mostraron signos de no recordar qué objeto habían visto antes y dónde, mientras que las del grupo de control mostraron familiaridad.

“La señalización de acetilcolina es un mecanismo para ayudarles a codificar y recordar esos eventos, análogo a la ‘memoria episódica’ en humanos que nos permite recordar eventos de nuestro pasado”, explicó la autora principal Hayes. “Esa señal parece no estar ocurriendo en los animales que crecieron comiendo la dieta rica en grasas y azúcares”.

Kanoski enfatizó que la adolescencia es un período muy sensible para el cerebro cuando ocurren cambios importantes en el desarrollo. “No sé cómo decir esto sin sonar como Casandra y el anuncio de la desgracia”, dijo, “pero desafortunadamente, algunas cosas que pueden ser más fácilmente reversibles durante la adultez son menos reversibles cuando ocurren durante la infancia”.

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