Identificadas las células que vinculan el estrés crónico con la enfermedad inflamatoria intestinal

Identificadas las células que vinculan el estrés crónico con la enfermedad inflamatoria intestinal


En un paso revolucionario, científicos de la Escuela de Medicina Perelman de la Universidad de Pensilvania han emprendido un viaje revolucionario, tendiendo un puente sobre la vez enigmática brecha entre las respuestas al estrés en el cerebro y la inflamación dentro de los intrincados pliegues del tracto gastrointestinal (GI). Hallazgos recientes, iluminados a través del prisma de modelos animales y desvelados en la prestigiosa revista Cell, ahora han arrojado luz sobre las elusivas células que orquestan este intrincado diálogo.

Identificadas las células que vinculan el estrés crónico con la enfermedad inflamatoria intestinal

En el epicentro de esta notable revelación se encuentran las células gliales, durante mucho tiempo consideradas el reparto de apoyo para las neuronas. Emergiendo como emisarios esenciales, estas células transforman las señales de estrés que emanan del sistema nervioso central (SNC) al lenguaje comprendido por el sistema nervioso entérico (SNE) incrustado dentro del tracto GI. Esta traducción del estrés psicológico en señales tangibles dentro del tracto GI puede desencadenar una cascada de inflamación, intensificando aún más la carga de los síntomas de la enfermedad inflamatoria intestinal (EII).

En la Mira de la EII

El alcance de la EII, proyectando su sombra sobre unos estimados 1,6 millones de estadounidenses, encapsula condiciones como la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa. Estas dolencias, caracterizadas por la inflamación del tracto GI, otorgan a sus portadores diarrea persistente, dolor abdominal e incluso heces con sangre. El prolongado baile de la inflamación puede perpetuar daños irreversibles en el tracto GI, subrayando la urgencia de soluciones integrales.

El viaje científico liderado por los científicos de la Universidad de Pensilvania no solo ha logrado discernir este vínculo vital entre el estrés y la inflamación, sino también caracterizar los conductos a través de los cuales se desarrolla. El estudio iluminó que incluso en el reino de los modelos animales, similares a los humanos, los ratones que padecen EII vieron cómo sus síntomas se intensificaban bajo estrés. El rastro de señales de respuesta al estrés trazó sus orígenes en la corteza suprarrenal, el epicentro de la liberación de glucocorticoides, desencadenando hormonas esteroides diseñadas para orquestar las respuestas del cuerpo al estrés.

Dentro del intrincado paisaje del SNE, las neuronas y las células gliales reaccionaron a estos niveles crónicamente elevados de glucocorticoides, haciendo eco de la conexión entre el estrés percibido por el cerebro y la inflamación que devasta los intestinos en pacientes con EII.

La Dualidad de los Glucocorticoides

Si bien estos glucocorticoides a menudo ostentan la bandera de agentes antiinflamatorios dentro del cuerpo, la investigación descubrió un giro en su historia. Las células gliales, ubicadas dentro del SNE, bajo la influencia persistente de la exposición prolongada a las hormonas esteroides durante el estrés crónico, lanzaron una invitación abierta a las células blancas de la sangre en el tracto GI, exacerbando la inflamación.

En tándem con esto, los investigadores iluminaron otro aspecto: bajo el reinado del estrés crónico, las neuronas anidadas dentro del SNE del tracto GI abandonaron su funcionalidad habitual, dando lugar a movimientos intestinales deteriorados y exacerbando los síntomas ya formidables de la EII.

El estudio extendió su impacto al ámbito humano, ya que corroboró la conexión entre el estrés psicológico y los síntomas intensificados de la EII. La investigación aprovechó la UK Biobank y los datos de la Iniciativa de Inmunología de la EII en Penn Medicine, exponiendo una correlación directa entre los niveles de estrés informados y la gravedad de los síntomas de la EII en pacientes diagnosticados.

Más Allá del Entendimiento: Implicaciones para la Atención

Las revelaciones dentro de este estudio pionero tienen implicaciones en cascada para el tratamiento de la EII. Se levanta el telón sobre la posible ineficacia de tratamientos comunes como los esteroides bajo el manto del estrés crónico. Sirve como un llamado de clarín para la incorporación de evaluaciones psicológicas en el arsenal de tratamiento de la EII, para fomentar la precisión e informar protocolos revisados.

A medida que el foco de la investigación se desplaza hacia la biología de las células gliales entéricas, se despliega un mundo de potencial sin explotar. Estas células, arquitectas de sistemas regulatorios que abarcan los dominios nervioso e inmunológico, invitan a los investigadores a adentrarse en sus misterios. A medida que este estudio descubre un fragmento de su papel, ofrece un portal a un paisaje lleno de perspicaces transformadoras, dispuestas a revolucionar las intervenciones médicas.

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